martes, 24 de junio de 2008

Arroz con mango y la ley de la correspondencia


El término "arroz con mango" nos trae a la mente una mezcla de cosas incompatibles y de sabor extraño o desagradable. Pero no siempre es así: Hace cuatro días fui invitado a una reunión literaria donde la anfitriona tenía preparada una ensalada que contenía mango y un platillo de arroz muy especial; y resultó ser que, en opinión de todos los comenzales, al probar la ensalada y el arroz en conjunto se obtenía una mezcla de exquisito sabor. Dicho sea de paso, levantó el elogio de todos los presentes, que extrañados concluyeron que lo importante es la preparación y combinación de los elementos para obtener un grato resultado. Y ¿qué tiene que ver esto con la ley de correspondencia? ¿o con la sexualidad y la espiritualidad?

La ley de correspondencia básicamente establece "como es arriba es abajo". O sea que como es en un plano superior es similar en un plano medio y en uno inferior; pero cada cual se corresponde con su nivel de vibración. Algunos piensan que los términos sexualidad y espiritualidad son incompatibles, otros también creen que es imposible desarrollarse espiritualmente ante tal cantidad de ideas contrapuestas, de creencias religiosas, de convicciones personales de líderes, y de información tan diversa en estas áreas. O sea, que sienten que todo esto es como un "arroz con mango".
Ahora bien, así como en el plano alimenticio es posible lograr una buena combinación de estos dos componentes para LOGRAR EL SABOR EXACTO, también en los planos superiores, emocional, mental, espiritual, es posible combinar tal diversidad de información de tal manera que se corresponda con nuestro nivel vibracional y lograr el resultado adecuado.

Que si todo está escrito y somos parte de un Plan, que si hacemos de la vida lo que queremos, que si existe sólo el presente, que si podemos cambiar el futuro e incluso el pasado (demostrado en física cuántica dónde partículas del futuro afectan el presente), que si solamente tenemos un cinco por ciento de libre albedrío para cambiar nuestro destino, que si todos somos co-creadores de la realidad pero solo podemos transformarnos a nosotros mismos, que si lo que nos pasa es un reflejo de lo que somos, que si sufrimos por parte de nuestro karma, o de nuestros ancestros, o incluso por causa del creador, que si somos parte de una ilusión o matriz, que si la única pregunta que vale hacerse es quienes somos y no tiene respuesta, que si somos producto de una evolución desde un caldo, que si somos razas creadas por extraterrestres, que si el universo se originó de un Big Bam, que si el universo fue, es y será; etc, etc, etc. Son tantas explicaciones a la aparente incertidumbre de lo que es este transitar por este planeta, y cada una tiene su lógica, incluso paradójica y contradictoria, que muchas veces terminamos exhaustos ante esta búsqueda y nos entregamos a lo que venga, o nos contracturamos más, o seguimos indagando, o simplemente mandamos todo a la ...

No pretendo dar una respuesta a la tan recurrente pregunta; pero sí he comprendido que, si sabemos combinar muchas de estas explicaciones y encontramos la combinación adecuada entre tantas respuestas de acuerdo a nuestro nivel de vibración, sin emitir juicio, -cada uno de nosotros tiene su propio proceso, su propio aprendizaje, su propia vivencia- , y esto es lo que nos dicta esa pequeña y a la vez poderosa bujía que es nuestra consciencia, entonces sabremos encontrarle el sabor exquisito a la Vida y decir, como alguien expresó en tan grata reunión:
!ño, este arroz con mango si está bueno!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me divertí muchísimo leyendo la síntesis tan completa que haces de este "loco" camino espiritual!!!
Gracias por ponerlas todas juntas...es realmente un delicioso platillo de opuestos y contrastes.
Me hace pensar que estamos escribiendo en un blog llamado Sexualidad Espiritual y no hemos definido ni lo uno ni lo otro!